Reniego al talento, prefiero la autorealización

Una vez te oí comentar algo sobre el talento en el arte. En mis tiempos muertos me gusta describir así a mi Álter ego (Artista Talentoso), por lo que centre en tu desvarío toda mi atención.

Sentemos primero las bases, si te parece…

Talento es la palabra usada para definir varios conceptos. Obviando la acepción para la antigua moneda griega o romana, así como cualquier otra definición referida a cosa u objeto material. El Talento es, según dicen, la Inteligencia (capacidad de entender) o bien la Aptitud (capacidad de desempeñar una ocupación)

Sabemos lo que es pero no como puede medirse, salvo por la repercusión con la que nuestra inteligencia o aptitud nos permite obrar. Pero para que nuestro talento pueda ser calificado o medido, precisa de otra persona o ser (y permíteme la redundancia) con suficiente talento para interpretar libremente la definición de la palabra Talento. Pues sin este elemento externo, solo nosotros podríamos juzgar nuestra obra, cosa que aunque todos hacemos no siempre resulta práctico, sobre todo si pretendemos con dicha obra, gustar o impresionar a una mayoría.

Empecemos por el mayor detractor de todo artista aspirante a talentoso, el autoengaño.

Si te pregunto “¿Crees que Van Gogh es un pintor con talento?” ¿Dirías que si?
Y si ahora regreso a 1890 y pregunto a Van Gogh, tras haber pintado 600 cuadros y aproximadamente 2000 dibujos, y solo habiendo conseguido vender uno por una miseria, siendo poco más que un hombre pobre, enfermo y moribundo. ¿Qué crees que respondería el mismo van Gogh a la pregunta de “¿Crees que eres un pintor de talento?”

Sólo por si no lo sabes, un cuadro de Van Gogh es actualmente de los mejor pagados del mundo.

Aunque tú respuesta a ambas preguntas carezca de sentido, de las mismas preguntas subyace una reflexión, para mí, más importante que la respuesta del mismo Van Gogh:
Si puede el talento o la obra talentosa variar con el tiempo, o por las personas que así lo entiendan, al margen de los cambios que la misma obra pueda presentar, ya no depende del autor ser más o menos talentoso, sino del tiempo o la circunstancia de su obra.

Es duro, más aún, atroz, ningunear al autor de una obra en cuanto al éxito o fracaso de la misma se refiere, y sin embargo es cierto. Así como las técnicas utilizadas cambian, también la estética, la práctica del arte y todo lo relativo a ella y su circunstancia. Claro que la interpretación, así como el uso de estas circunstancias para dar mayor repercusión o acogida a una obra llevadas a cabo por el artista, es en sí, otra obra o talento a evaluar.

Así pues, aunque el artista sea “padre del talento” “el talento no existe si nadie lo considera como tal y cuantos más coincidan en reseñar el mismo trabajo con este adjetivo más talentoso será el artista”.

Supongo que ahora no te resultará difícil entender, o al menos no te extrañará, que mi mejor texto no sea más para ti que una maraña de letras, sin estilo, expectación o talento, que no requiere si quiera la atención necesaria para ser apenas leído. Y que mi peor trabajo; pedante, poco recurrente y por el que apenas me he esforzado, resulte para ti, de mis obras tu favorita.

Señor de la Guerra

He aplastado el orgullo de capitanes y sus bravos guerreros mercenarios con mis botas. Como un mercader, he cambiado sin descanso vida por muerte, placer por dolor, prosperidad por desesperación, más aún, he cobrado por ello incontables piezas de oro. He despreciado la paz y limpiado la sangre de mis manos en su blanco estandarte. He causado bajas por millares tras vencer en la guerra, y arremetido contra pueblos enteros, hambrientos e indefensos. He violado a mujeres extranjeras con una daga y practicado la tortura con esclavos con quienes debía comerciar. He raptado a jóvenes doncellas para desposarlas, desflorarlas y copular con ellas durante días hasta finarlas extenuadas y en cautiverio. He bebido vino en el cráneo hueco de un sacerdote, quien me acusó de paganía. He cabalgado por medio mundo conocido para traer la muerte a quienes no la esperaban y arengado a mis hombres para que guardasen mi espalda y siguieran las huellas de mis pisadas, que llevé más allá del árido desierto. Por todos soy conocido y odiado, y no hubo en vida figura que pudiera infundir más temor que la mía. Los bárbaros llaman “miseria” a mi corcel y “cólera” a mi espada. Presumo de haber matado a hombres con todas las armas de que alguna vez dispuse, con las manos desnudas, incluso presumo de haber decapitado a un Rey con mi rodela. Cuando narran mis gestas en una taberna o posada nadie ríe y todos callan, rezan plegarias en silencio para exiliarme de sus destinos. Solo vasallos y muertos conocen mi cara, mas quien me acaudilla se niega a mirar. La muerte existe y es mujer solo porque yo soy su hijo. Los dioses cuyos templos he quemado no desean ya mi muerte, ni mi encuentro en sus tierras infinitas, porque incluso ellos me tienen miedo.

Soy el terror, la crueldad del hombre, yo solo, la peor de las plagas y embajador de la muerte en vida. Todo esto es lo que más gozo pudiera causarme y no conozco mejor forma de emplazar el tiempo que me dispusieron, ni mis enemigos pueden imaginar para mi mayor maldad de la que yo he dispuesto.

No tengo miedo a la muerte ni al castigo eterno, porque yo soy ambas cosas.

Atila, el huno.

El prisionero

Se gira para contemplar con desatino como su dicha no mejora. La opacidad tras su nariz prominente dibuja contra el muro la silueta de un rostro despiadado, de facciones angulosas y exageradas. Bajo la sombra de su esperpéntica cara hay un calendario dibujado con tiza en una de las paredes de su celda, que tiene que desplazarse para poder ver. Nadie vino en años, sin más amparo para él que el de la escasa luz que se filtra por unas perforaciones en la parte superior de la gruesa puerta de hierro. Más de cerca, el calendario sirve a placer la prueba fehaciente del encierro y la tortura que la soledad arrastra, y que sigue arrastrando. La comida; un líquido negruzco y espeso, servido frío en un hosco cuenco de piedra, rebosado de cortezas de pan más secas y asperas aún que el propio cuenco, yace desparramada por el suelo. Sin posibilidad de holgarse más que desparasitando el sucio pelaje que le crece ageno al lento discurrir de las horas, con las liendres aferradas en el como únicas compañeras.

Un viento llegado insólito empuja con fuerza tal que logra entreabrir la puerta.
Pudo la sorpresa engañarle, haciéndole creer en principio que hubiera alguien del otro lado, hasta que el soplo de aire trae a sus desacostumbrados oídos un silvido chirriante, el del viento enfurecido. Soliviantado por el engaño, lleva su mano derecha al cinto y toma de el un llavín que usa para cerrar la puerta desde el interior, despues de tirar de ella.

Sentado en la penumbra, ahora llena por el silencio, recuerda el tiempo pasado y marañoso, confundido por la soledad del cautiverio. Tras pensarlo un instante, concede a su oído un dudoso placer no acontecido desde tiempos remotos, el de escuchar su própia voz; antaño noble y vibrante, ahora quebrada y tan apagada como el brillo de sus ojos en su envejecido semblante cavernario. Finalmente y no sin esfuerzo, consigue emanar algunas palabras susurrantes de su garganta:

Antes que el tiempo me vea finar deseo dejar aquí mis recuerdos, pues aunque poséo todas las llaves de esta mazmorra, la soledad me custodia a mí. Yo, que un día ya olvidado fui carcelero.

Carta a Mega-Ciudad

Recuerdo los pájaros. Solíamos ver muchos de muchos colores en el libro de fotografías que nuestro tío Jigo nos mostraba. A menudo los imagino volando sobre el cielo amarillento, revolotear por entre las nubes de polvo y cenizas que cubren el Sol y la Luna permanentemente. Ahora son sólo un recuerdo, como las fotografías. La última guerra, la “Guerra Final”, ha establecido un nuevo horizonte de cambio sin tener concesiones con los perdedores, es decir, con toda nuestra especie. Sin embargo, este clima de desolación artificial no ha exterminado en su magnitud y catástrofe toda semilla de esperanza.

Nosotros, "los niños de la basura" (GK), somos la prueba de que la vida aún es posible más allá de los muros de Mega-Ciudad. Somos la prueba de que no todo está perdido para este planeta abandonado. De las mentiras que cuentan por doquier sobre el destino de quienes dejan Mega-Ciudad para vivir como antaño hicieran los hombres libres, que caminaban por cualquier parte del mundo. Sin temor al G.E.S, a los furtivos, o a una tormenta negra, porque la vida siempre será posible mientras haya esperanza.

Lejos de cambiar el entorno para hacerlo adaptar a nosotros, nosotros nos hemos adaptado a él y hemos logrado sobrevivir, como prodigios entre las especies, tal como mi padre había predicho. Así, como "niños de la basura" ,o como los testigos de la decadencia, es que aún existimos. No de nuestra propia decadencia, si no de la vuestra, ciudadanos. Vivís entre mentiras que os roban hasta el más insulso de vuestro sueños. Cautivos del más monstruoso, artificial e inerte de vuestros benefactores, la cruel ciudadela, que piensa, siente y hasta respira por vosotros, cambiando vuestra naturaleza, incluso hasta el color de vuestra piel.

Solo espero regresar algún día al lugar en que nací y no para quedarme, si no para llevar hasta vosotros estas palabras, más cargadas de realidad que de esperanza, y haceros así a todos despertar para que podáis ser libres. Libres de salir y caminar conmigo afuera, hacía el desierto donde comenzará un nuevo futuro lejos de vuestros captores.

Fin es consecuencia.

Son los ecos distorsionados del cantar de cientos de pájaros.
Son las nubes de humo y polvo que tiñen el cielo de gris.
Es el recuerdo de una vieja fotografía de la que no queda ya ni el papel en que fue revelada. Es la sustancia de la felicidad, que yace desparramada sobre los escombros de un colosal vertedero. Es lo que queda de nuestro amor, aplastado por el estrés de la supervivencia. Es la consecuencia de nuestros actos, el fruto de nuestro odio, y como la reconciliación resulta ya imposible. Son los destellos del metal de nuestras armas raídas por el oxido que los vencedores olvidaron limpiar. Es la respuesta a nuestros problemas en la lengua que nadie habla. El desuso y la desidia, la excreción del consumo, el adiós. Tu fin es el mío, la tierra el nuestro, la energía el de todos.

Fragmento de guión para comic

Prólogo:

*Se acerca al porche de su casa al atardecer, mira en derredor y finalmente golpea la puerta

CABALISTA ¿Roger Chearino?

ROGER Si ¿Quien es?

COh, verá. He venido desde Wisconsin para hablarle de algo importante.

R¿Qué parte de Wisconsin?

CDe Black River Fall

*Abre la puerta para observar, con cautela.

R¿Quién es usted?

C Me llamo Cabal, Cabal Lübeck.

*Cabal estira el brazo y tiende su mano, sonriente. Roger accede a darle la mano, abriendo más la puerta, observando sus carpetas negras.

RSoy Roger, encantado. ¿De qué se trata?

CSé que es usted un hombre interesado en la religión…bueno, en todas ellas. He traído unos documentos que tal vez le sorprendan.

*Cabal abre la carpeta y busca en ella. La carpeta tiene símbolos extraños y desconcertantes para Roger.

R¿Como sabía que estaba interesado en estos temas?

C¿Bromea? Es usted un hombre famoso, mucha gente le conoce. Tiene un…apellido importante.

RBueno, habría que remontarse muchos años atrás para encontrar a alguien importante con ese apellido. Qué extraño, todo esto me suena.

CLos documentos que le traigo deben andar por aquí…

R¿Cuál es su religión?

C¿La mía? Mi religión también es muy antigua. ¿Le dice algo la Orden Hipogea?

RMmm…No.

CYa le digo que es muy antiguo… ¡Oh! Aquí están.

*Cabal tiende unas fotocopias a Roger que este mira con atención.

R¿Qué son estos dibujos?

C¿No reconoce los grabados? Es la antigua hermandad de Flávgel, a la que perteneció un Chearino.

RTodo esto es muy interesante. ¿Sabe? Yo en realidad no sabría distinguir a un Chearino entre los dibujos, pero por favor, cuénteme todo lo que sepa, me apasiona saber cosas sobre mis antepasados. ¿Quiere pasar?

CSi no es molestia…

*Cabal pasa y le sigue hasta el estudio de Roger, decorosamente ambientado, donde hay una biblioteca y unos asientos cómodos, en los que Roger le invita a sentarse.

*Roger, que mira fascinado las fotocopias, conversa con Cabal, que se relame los dientes con los ojos medio cerrados y mirando a Roger.

RReconozco algunos de estos símbolos. Si, son de la hermandad Flávgel. ¿Sabe quien posee los orginales? ¿Habría alguna forma de conseguirlos?

C¡Oh! ¡Si!, los tengo yo.

R¿Usted? ¿Es coleccionista?

CNo, pero los guardo desde hace mucho tiempo.

RUn momento…¿Por cuánto piensa vendérmelos?

CLo siento señor, no están a la venta. Para nosotros es muy importante la memoria, y esas obras lo son.

RNo me queda claro. ¿Me esta diciendo que ha venido a enseñarme unas fotocopias?

CAun no ha visto todas las fotografías Sr.Roger.

*Roger mira las fotocopias, pasándolas deprisa y buscando en ellas. Da con una que tiene el retrato de Cabal en una extraña ceremonia. El siniestro dibujo trae a la mente de Roger unas recientes pesadillas que llegaron a obsesionarlo.

CSientese Sr.Roger, está muy nervioso.

RLo siento. No se que me pasa…

*Roger parece desafallecer en extraña y repentina fiebre.

Despierta de noche, solo y maniatado, Cabal entra en el estudio ensombrecido.

RUn momento, ¿Qué significa esto?

CYa que habla de significados ¿Qué cree que significan las pesadillas?

R¿Cómo sabe usted eso?

CPorque llevo más de cuatrocientos años buscándole. Todo el que mata a un acólito de nuestra orden lleva en su sangre la culpa, por los siglos de los siglos…

R¡Yo no he matado a nadie!

CHe dicho…¡En su sangre!

*Cabalista muestra una daga de hoja curva tras el abrigo de cuero negro, de corte ritual.

RUn momento, por favor esto no tiene sentido.

CNo lo tiene para usted, para mí Sr.Chearino supone la libertad…Antes de que empiece a rogar por su vida déjeme decirle algo: La hermandad de Flávgel, que estaba “en comunión con Dios”, asesinó a mi familia, a todos mis hermanos…menos a mí.

RPero, yo no he hecho nada.

CUsted Sr.Roger, es tan culpable como los asesinos que invadieron nuestro monasterio. Lleva la misma sangre y esta le ha traicionado.

*Cabal abre sus carpetas y extrae tizas de color rojo, anagramas y símbolos en papel.

REso no tiene ningún sentido, está completamente loco. No debí dejarle entrar en mi casa.

*Cabal deja de dibujar en el suelo y se pone en pie.

C¿Recuerda las pesadillas? *(le mira) ¿Lo ha sentido? Cabalgando para matar, con un regimiento de hombres a su servicio. Hombres mujeres y niños, el acero en sus vientres, en plena noche…

*Sigue dibujando en el suelo. Roger está confuso.

R¡Si! ¡Lo he visto! ¡Pero, no soy el!

CLo sé, pero yo cabalgaba con usted y le he visto sonreír. Mis pesadillas Sr.Roger, son para usted gloriosos sueños.

*Cabal termina el dibujo arrojando la tiza bajo Roger. En un movimiento casi imperceptiblemente rápido, Cabal lanza un corte a su brazo usando la otra mano, dejando de caer de inmediato espesa sangre negra al suelo. Súbitamente, un temblor hace parpadear las luces y una ráfaga de viento gira en torno a Cabal, su rostro resulta más aterrador, su iris y su pupilas son ahora del mismo color que el globo.

CEste es el poder de la memoria, el peso de la consciencia. Después de usted, solo quedará uno…

La muerte es solo una puerta, y yo solo le conduzco al otro lado…

*Alza su daga sobre el y recita algo en extraña lengua…sonríe

¿Y si...?

−No pasa absolutamente nada −le dice convencido a su amigo − Si resulta que tu colega dice la verdad, lo asumiré cada vez que le encuentre, y nunca más volveré a dudar de el.

Pero pongamos el supuesto de que miente.

−Machina, eso no va a pasar −le replica el compañero.

−Pero, ¿y si pasa?

−En ese caso le hundiría los dientes −afirma la razón en caso supuesto.

−En ese caso, ya no depende de mí.