¿Y si...?

−No pasa absolutamente nada −le dice convencido a su amigo − Si resulta que tu colega dice la verdad, lo asumiré cada vez que le encuentre, y nunca más volveré a dudar de el.

Pero pongamos el supuesto de que miente.

−Machina, eso no va a pasar −le replica el compañero.

−Pero, ¿y si pasa?

−En ese caso le hundiría los dientes −afirma la razón en caso supuesto.

−En ese caso, ya no depende de mí.

La hora cúspide

En la hora cúspide, una vivienda de las tres mil fue alcanzada por el explosivo de un bazooka.

“La mano morá”, Policías en cubierto que obraban con cierta autorización y armamento. Estos no pretendían, en manera alguna, defender la ley, más que la de los propios narcotraficantes que allí vivían. Extorsionarlos con armamento pesado de manera extra-oficial, quebrando las leyes al tiempo que las disponían.

En un piso arrendado, completamente desamueblado, tres patriarcas gitanos conversan:

−Se nos acabó el chollo.

−Yo y mis hermanos no vamos a ceder.

−¿Y qué si no?

−Sangre. Nosotros nos vamos a quedar a defender lo nuestro.

−Yo me voy también − argumenta un tercero.

−Pues yo me quedo con los míos y que me echen.

Tres meses después, dispositivos de “la mano morá” vigilan, persiguen y ejecutan a los principales integrantes del clan aun reacio. Finalmente, cuatro meses después, José Piné es asesinado y el clan disuelto.

La policía disfrazada de ladrón se hace con el control del mercado de drogas en las zonas más desfavorecidas de Sevilla. De manera ilícita, el dinero suministrado por “la mano morá” recae directamente en el Estado, manejando el negocio ilegal al tiempo que lo regula.

EL Fín 42

Jose Gomez
Gema, qué tal con Harry Potter???
Hace 31 minutos

Hola

Alguien me pregunta del otro lado del teléfono “¿Ellos han hecho algo por ti?” Me suena esta pregunta, conozco la respuesta:

No, yo lo he hecho por ellos.

No sirve de nada, ni siquiera lo sabrán.

Es mejor así. Todo acto tiene una consecuencia.

¿Acaso eres tú el jodido Jesucristo? ¡Vete al carajo!, haz las cosas por ti, no por desconocidos.

Ya las hago, todo el tiempo además. No necesito nada más.

Pero, ¿de que sirve todo eso? ¿Qué ganas tú?

Nada.

¿Lo vés?

Claro que lo veo. Eres tú la que no puedes verlo.

¿Qué no puedo ver?

Lo que no sientes.


No podía vislumbrar el motivo, aunque resultase ya claro el propósito y los visibles resultados. El tiempo devora a cada uno sin que se resistan. Aun con todo a su favor la responsabilidad resultaba inevitable. Era imposible contemplarlo todo de una manera tan global y pragmática; Pasado presente y futuro en una simple cara, un bloque. Solo lamenta no ser el autor del mal juicio ajeno, y su amargura era la imposibilidad de elegir bien por ellos.

Visto así, en una vida sin misterios ni secretos, todos sus actos parecían inexplicables o desconcertantes. En su inapreciable pugna, perdía siempre todas las manos que se jugaran, por mejores cartas que le dispusieran. Su cruz, la interminable estupidez humana, sobre la que cualquier influencia no podía ser ni tan solo atendida. Cada uno traza su camino, y por erróneo que este sea, cada uno elige su final.
El engaño nace en cada uno y en cada uno muere, aunque traten otros de impedirlo, aunque se pierda en ello la razón, el orgullo, la verdad…

Considerados culpables de la mala elección, apoyados en su adormecido subconsciente. Empujados al juego sin reglas, donde solo importa la improvisación y careciendo todo el tiempo de ella.

Cuando el tiempo había reposado tras combustionar, aun quedaba el vacío que dejan sus actos, estando la sombra y faltando su porque. Interrogante que desprende la memoria al comprender que algo ha sucedido pero no saben que fue.

Ciegos, sordos y mudos.

“Alguien debería tener cuidado amigos, la ciudad se carcome…”

El punk hablaba al televisor para después reír nerviosamente. La estética demoledora pretendía impactar en la retina con un desequilibrado sentido de la realidad.

Los jóvenes miraban impávidos las pantallas con la cara de aquel adolescente enfermo. Burlándose de todo cuanto es valioso para los seres humanos, afirmando el regocijo en lo absurdo; la anarquía absoluta, con aquello que conlleva, el caos.

Las calles ardían cubiertas de basura y deshechos vertidos por sus ciudadanos, frenéticos agitadores que habían vencido la resistencia prevista para aquella ciudad compacta.

Bajo la falsa libertad de la rebeldía absoluta y el libertinaje, distribuían las distintas clases de manera arbitraria e incoherente. Lo mismo idolatraban a un vagabundo en pésimo estado de salud, que al miembro o líder de alguna sub-banda por haber dicho algo “reverenciador” o “aparentemente posible”. De alguna manera habían sobrevivido sin normas, sin autoridad, sin ley. Fiel reflejo en las calles el precio que pagaron por ello.

− ¡Esperad y contemplad! − Gritaba un común ya más envejecido.

Ataviado de manera extraña, pretendía sorprender con sus palabras a los jóvenes más despistados, o alterados por alguna droga.

Seis niños se acercaron, dos de ellos ya casi adultos.

−¿Qué creéis que va a pasar? − La voz del anciano iba dirigida a sus jóvenes oyentes.

Uno de los chicos, el más adulto, se apresuró a importunarle, poniéndolo a prueba:

−¿Por qué dices toda esa mierda, viejo?

El anciano, de manera mística y armoniosa, desabrocho los botones de una chaqueta de cuero sin mangas que vestía. Bajo la atenta mirada del grupo reveló lo que parecía un tatuaje en su pecho; un sol arriba, con los rayos cayendo hacia el abdomen y sobre ellos, como recibiendo/impidiendo que los rayos caigan, una luna tumbada hacia los rayos, de color negro.

Abrió la vestimenta al tiempo que la mostraba. La pobre pero simbólica composición del dibujo llamó la atención de los chicos.

−El sol − Se acercó a ello y dijo con voz suave, como susurrando −Nos vigila a todos.

Recuperando la voz, aprovechando la distracción causada, con tono gentil dijo:

−Vosotros lo sabéis. Hemos matado al juez, al testigo y al cómplice. La ciudad no tiene dueño, pero…¿Qué haríamos nosotros si el sol no saliera mañana?

−¡¿Qué pasaría?! − Pregunto un chico asustadizo.

−Hemos llegado a lo profundo − Señalo el viejo a lo que parecía su casa; basura amontonada y acompañada de un acondicionamiento donde dormir − Tengo las fotografías, no hace tanto tiempo de todo aquello.

Rebuscó en su basura para encontrar un pliegue de cuero cerrado con hilos de algún materia sintético. Mostró la bolsa a sus nóveles espectadores y rápidamente se presupuso la reacción del muchacho mayor.

−¡Dinos que hay ahí! − Denotando en su voz cierta retracción, cierto repelo.

−Fotografias, solo fotografías. ¿Queréis ver como todo era antes? − Tratando de mostrarlas con determinación, como todo lo que parecía querer enseñar.

Una de las niñas, sucia y desaliñada, da unos pasos hacia atrás asustada.

−¡No!...¡Dile que no! − atemorizada, suplicaba al más alto de los chicos.

Aquel señor envejecido, curtido por la misma vida en la peor de sus posibilidades, con pulso firme, extendía su brazo con una vieja fotografía en color, llena de lo que parecía a cierta distancia luces y estrellas.

Antes de que su brazo estuviese recto, el chico más adulto, el ahora más asustado, se abalanzó sobre el viejo arroyándolo en continua sucesión de golpes, incompresiblemente ciegos de rabia. En lo que concluyó la vida del hombre brutalmente ajusticiado por un menor de edad. Algo corriente, como el homicidio para este sistema.

El muerto quedó tendido en el pavimento y el agresor se fue con el resto, sin el menor peso en su conciencia. Pero uno de los seis quedó. Quería ver la fotografía, asi que la muestro:


AMIGOS y mujeres

Suprimo la entrada, La escribi borracho tratando de sincerarme pero resulta del todo o casi incoherente. La volveré a publicar cuando la haya corregido