MARCELLA Cigars

Tras secar mi cara con la toalla, una conclusión flotó al verla limpia y afeitada en el espejo; todo está dispuesto: la maleta preparada, el peluquín y el artificio, el teléfono móvil, mi bolsa de mano, la cartera y el dinero.

Tomo las llaves de la mesita del recibidor. Ahora, seco, aseado y con la ropa a estrenar, nada puede enturbiar este aire de conquistador, más aun, de glória, de triunfo.

Miro el reloj, es hora de llamar a Gema y salir:

¿Gema?
Si
¿Qué tal todo?
Ya tengo los billetes ¿estas ya listo?
Todo está preparado, listos para tomar el avión.
Yo estoy aquí en el aeropuerto, te espero en la zona de fumadores.
Estupendo, salgo ya. Por cierto, cómprame tabaco, luego te lo pago.
¿Qué tabaco?
Camel
Vale
Un beso, ahora te veo.
Vale. Oye ¿Dónde has guardado a las niñas?
¿Qué?
La niñas, sino me quieres hablar ahora, tampoco pasa nada.
No es que… ¿Qué niñas?
Tonto…las piedras
Ahh…  ¡maldición!  Están…están aquí.
¿Dónde?
Oye, ahora te veo
Oye…
Un beso, no tardaré nada.

Los diamantes. No recuerdo donde los puse. No me lo creo, no puede ser, no tiene el menor sentido. No están bajo la cama ni bajo el colchón, en el forro del sofá tampoco, ni tras las cortinas sobre la persiana, ni en los cajones de los muebles, ni en la cisterna. No quiero rajar los cojines, desharé la maleta. Todo volcado sobre la cama, sobre la moqueta y por el suelo. Los trajes, el neceser con todas las cosas esparcidas, los zapatos, sabanas, toallas, todo. Mirando en cada bolsillo, en cada manga, entre las costuras, bajo las solapas, entre revistas y libros y…no.

La mirada me busca sola por todas partes sin que haya ningún sitio más donde esconder los diamantes en esta habitación, de este hotel de mierda. Busco y doy con el espejo, que ha dado al traste con mis aires de naturalidad, de relajado, de triunfador. Me veo obligado a quitarme la camisa y encender el aire acondicionado. Piensa, piensa…

Tras la ventana el sol se va, se irá en pocos minutos. Menos mal que es un vuelo nocturno. ¿Como puede ser? Esto es absurdo. Necesito algo frío…¡Claro! En la nevera.

Abro la nevera convencido de que todos mis problemas se solucionarán, pero no.

Solo daba para saciar mi sed con una última cerveza fría. Pero oye…¡Claro! En el aire acondicionado…Esta sonando el teléfono. Es gema, sobre su nombre aparece también la hora. Las 19 y…¡Las Siete y media!

¿Gema?
¿Qué estas haciendo?
Que…un improvisto
¿Ha pasado algo o que?
Si. Que se ha roto la habitación y…
¿Qué las has perdido?
¿Te lo puedes creer?
Lo sabía, es que lo sabía. No se te puede dejar solo.
Todo se ha jodido. No las encuentro.
 Bueno ¿Qué vas a hacer?
¿Cuánto queda para que salga el avión?
Una hora y cuarenta, más o menos. Tienes que venir ya.
Pero…
Yo no me voy a quedar aquí.
¿Qué vas a coger el avión sin mi?
¡No espera! Todo al traste por tu mala cabeza.
¡Que no! Osea, quédate conmigo que ya aparecerán.
¡Si vamos! Vente tú conmigo. Date prisa, todavía tienes una hora.
Pero, espera. Escúchame…Gema…¿Gema?....Eh

Una hora. Es culpa mía. ¿Cómo se le ocurrió confiar en mí? Pero si lo sabe. Joder, tiene que saberlo. Cualquiera que me conozca sabe que mi memoria es un coladero con desagüe a nunca jamás. Si al menos no hubiese inspeccionado la habitación para esconderlos, no tendría que seguir el rastro de mis propios recuerdos, probando en cada posible escondite. ¡Ah si! En el aire acondicionado.

Ya casi esta desmontado al completo, si, recuerdo haberlo inspeccionado antes. Solo faltaría que ahora…

“Toc toc”

¿Quien es?
El conserje.
¿El conserje? ¿Y que quiere? ¿No ve que estoy ocupado?
Perdone, con la puerta cerrada no sabía…
¿Que? ¡¿Que?!
Como nos dijo que se iba hoy, solo queríamos saber si todo fue de su agrado.
No...Si, quiero decir si. Eh…oiga ¿No tendrían por casualidad un juego de destornilladores?
¿Destornilladores?
Si, si puede subírmelos le daré una buena propina.
Claro, veré lo que puedo hacer ¿Es que hay algún problema?
Ningún problema, si puede encontrarlos.
Voy a ver

El teléfono, otra vez Gema.

Gema, creo que los he encontrado.
Ya no queda tiempo. Tienes que venir ya.
¿Como voy a dejar aquí los dia... a las niñas? No puedo abandonarlas.
¿Eso es lo importante? ¿Es todo lo que te interesa?
No empecemos ¿Quieres? Ya casi los tengo.
No, no los tienes. ¿Vas a venir o no?
¿Solo? Quiero decir ¿Sin ellos?
Al cuerno las piedras, pensaba que yo te importaba más.
Eso, tu ayúdame a ganar tiempo
Pero si es lo único que hago. Por favor, ¿quieres venir de una vez?
Claro que quiero ir, pero cuando los tenga.
Ya no hay tiempo ¿Es que no has visto la hora que es?
Si...La hora. Oye te veo ahora, tengo que seguir buscando.
Espera...

Cuelgo. Llama de nuevo pero también cuelgo. La habitación està patas arriba. Todo revuelto y mezclado. Los cuadros y adornos desplazados, la ropa revuelta y por el suelo, la moqueta levantada, la cama deshecha, piezas del aire acondicionado por aquí y por allá. Al aire solo le queda un panel por extraer, ya lo hice antes, estoy seguro.

“Toc Toc Toc”

He conseguido los destornilladores.
¡Que rápido! Bien, le abro.

Sorpresa. Es lo que muestra su expresión atónita, con un estuche de destornilladores de precisión en la mano.

Oiga ¿Que ha pasado aquí?
Luego se lo explico, ahora no puedo. Muchas gracias

Intenta recoger lo que puede a su paso. Le empujo de nuevo hasta la puerta, no quiero que vea nada más.

Pero oiga ¿Y la propina?
Ah si, como no. Tenga
Pero oiga, esto es mucho dinero.
Si si, de verdad, luego hablamos.

Cierro la puerta, pero su voz suena desde fuera.

Las llaves, no olvide entregarlas por favor.

Las llaves. ¿Qué llaves? Miro en mi bolsillo y aquí están. Pero ¿De que son estas llaves? No son las de la habitación, la tarjeta que me dieron está en mi cartera. Ni las de mi coche, ni…Un momento. Lo había olvidado. Son las llaves de su ordenador. Mañana es su cumpleaños, no quería que viera la reserva, el bungalow…¡Claro! ¡Ya esta! ¡La reserva!

¡Los cigarros de Marsella!

Miro en la basura, en el interior del cubo. Debajo de la lata de cerveza hay restos de los puros destrozados. Los saqué y los tire para usar la caja como escondite para los diamantes. Pero…¿Y la caja? Un momento, el teléfono…

Gema ya está. Se donde están.
Me alegro por ti.
Pareces triste, ¿no lo entiendes? Los he encontrado.
No, no los has encontrado porque los tengo yo. Siempre los he tenido yo. Tú me diste la caja de los cigarros y yo la guardé.
Pero ¿Por qué no me lo habías dicho desde el principio?
Por que quería saber la verdad.
¿La verdad? ¿Qué verdad?
Si serias capaz de dejarme ir sola, si te olvidarías de mi solo por los diamantes. Ahora lo se. Ellos son lo único que te importa.
Oh venga, aun tengo tiempo de sobra para reunirme contigo.
¿De sobra? ¿Tú has mirado por casualidad la hora que es?
No, ¿Qué hora es?
Son las nueve.
No…
Si, el avión sale en diez minutos. Y ya te lo dije, no me voy a quedar aquí.
Pero espera, espera por favor. Todo eso no importa, cogeremos otro avión. Ya los tenemos, podemos irnos cuando queramos…
No. Ya te dije que no me quedaría. Y tú en todo el tiempo que te he esperado en el aeropuerto no has sido capaz de darme una excusa por la que quedarme, solo los diamantes. Pero estabas tan ciego pensando en ellos, como para olvidar que me los habías dado tu mismo.
Esta bien, esta bien. Todo esto tiene que ser una broma. Vamos Gema, ¿es que vas a abandonarme aquí sin más?
Sin más no. Te he llamado. Te dije que vinieras. Pero tu solo querías encontrar tus puñeteros diamantes…
Gema por favor. Todo esto no tiene sentido. Tú y yo nos queremos, no puedes hacerme esta soberana putada.
Me están llamando. Vamos a embarcar. Que tengas suerte…
¿Gema? No, no, no, no, no, nonono. ¿Gema? ¿Gema me escuchas?

No, no me escucha, ha colgado.

Cogí un taxi hasta el aeropuerto, sin equipaje. Tardó solo nueve minutos en llegar gracias a mi insistencia. Pero cuando iba a pagarle recordé que todo mi dinero se lo di al conserje. Y mientras discutíamos sobre como lo íbamos a resolver, intentando no llamar la atención, vi su avión despegar.

Allí va, me dije. Rumbo a Marsella, con los diamantes, con mi corazón, con mi tabaco...

Quizás tenga razón después de todo. Si tanto dije quererla ¿Por qué le di los diamantes?