Rescate literario: Jose Alberto Morales "Weah"


De la mágica quinta del 80, Alberto Morales, conocido como “weah” (sobretodo en su etapa más decadente) por el futbolista George Weah a quien se parecía jugando.
Ávido lector, amante de los juegos de mesa y de la música, gran conversador, también un poeta y escritor ocasional. Tristemente, como a tantos otros, la drogas han marcado un antes y un después en su vida. Ahora, aunque hace 3 años que se encuentra rehabilitado, sufre de algunos trastornos psicológicos por los que está siendo tratado.

Se puede afirmar que su “locura” tan peculiar, está ligada a algún tipo de genialidad o talento en su carácter y que por diversas razones rara vez puede manifestar. Concientes de su juventud y del brillante intelecto que posee todos los que le conocemos esperamos que “normalice” pronto su situación y demuestre lo que verdaderamente vale.


Aqui les dejo dos textos escritos por el mismo, respetando su formato y ortografía original. Ambos poemas, el segundo dedicado a la médica que lo asiste:

(Sin título)

Restaurando lunas

de café y cenizas

¡la plata eres tú!

yo el oro, el diamante

¿tesoro muy descubierto?

-Dime Pirata: el Amor consuela

tu engaño…

para empezar a quererte tienes

que entender y destrozar en guerras.

Odiar un poco a la sociedad

es la única forma que hay para saber…

¡picotazo de aguijón y llanto!

rosa de pétalo y espina verde: Hoy y ayer.



ILUSIONES QUIMéRICAS DE UN CELOSO EQUIVOCADO


Yo lo sé todo; y aún así: no me equivoco.

porque te quiero tanto que te pido perdón;

ya sabes a que me refiero…

A salvar mi alma, al corazón que está en tu bosque

mi Venus gloriosa.

Tu mirar da vida:

¡Yo! ¡¡Ay!! Como un marqués de sangre dura,

que no sabe que hacerte: ¡¡te quiero!!

aunque te tengo miedo.

También siento ternura

por lo de esta noche con Santiago:

lo de a mediodía. ¡Ay! Que mañana contigo…

pero yo quiero que seas mía.

Porque te amo tanto

que no puede haber ira en mi campo;

amarte, quererte, gustarte es todo lo que

pretendo o culparme…

de ahora en adelante: tu cabellera será mi sol,

y tus dientes la sal de mi mar, y tus labios mi perdición:

porque en tu vientre/Semilla está mi espejo,

mi día y mi pan.