HANK Intrépido Intrépido

Capítulo 2: AGORAFOBIA INTENCIONAL

−¡¿Strucks?! − Preguntó Hank observando como alguien venia en el horizonte.

Llegaba caminando desastrosamente desde la lejanía, entre jadeos y resoplidos. Se detuvo frente a Hank.

Bien Strucks ¿Encontraste la morada secreta del profesor Malevolic?

Strucks no contestaba, no había recuperado el aliento necesario.

Bien − Hank hizo una pausa prolongada, con la vista clavada en un árbol cercano

−…Si − Contestó finalmente Strucks como pudo.

Bien Strucks ¿Está muy lejos su guarida?

−A un día, quitando el medio día necesario para llegar de la nave al pantano − Contesto Strucks inclinado sobre sus rodillas, aun cansado.

Esta amaneciendo…− Meditó Hank −Pues, a medio día ¿No? ¿Día de doce o de veinticuatro?

Medio día de doce, llegué de noche a su escondrijo.

Bien Strucks. No perdamos más tiempo, llévame hasta allí ahora.

Hank…− Strucks no dejaba de mirarle suplicando comprensión− acabo de volver

Bien Strucks. Creo que todo esto resultaría más sencillo si fueras un personaje femenino y estuvieras enamorado de mí.

−¿Qué demonios insinúas Hank? −Preguntó Strucks enrarecido − Esta bien, te llevaré hasta el profesor

La inseparable pareja de intrépidos aventureros capitaneada por Hank continuó su viaje por el planeta desconocido, rumbo al escondite del malvado profesor Malevolic. No tardaron mucho en abandonar la selva en que se encontraban, llegando a una árida llanura que lindaba a lo lejos con unas sombrías montañas. Mientras el sol a medio asomar se hundía en el horizonte, tras las montañas…

Tenemos que estar alerta Strucks− Dijo Hank mientras se acercaba peligrosamente a una colosal grieta ramificada que cruzaba la superficie de la llanura − Podríamos caer por una de estas grietas.

Cuando Hank estuvo a punto de caer en una de ellas, tras desprenderse un fragmento de suelo bajo sus pies, de manera milagrosa, la mano de Strucks apareció de repente para agarrarle y ponerle de nuevo a salvo.

−¡Uff! Eso ha estado cerca − Dijo Hank secándose el sudor con un pañuelo naranja.

Hábilmente fueron saltando y esquivando las grietas para llegar al pie de las montañas. Había empezado a llover y el sol se había escondido casi por completo. Cuando levantaron su vista hacía las montañas, estas, desde la distancia, enviaron una advertencia: las carcajadas del profesor Malevolic que resonaban con un eco siniestro.

−¿Seguro que es por aquí? −Pregunto Hank a su copiloto −Strucks ¿Falta mucho?

No… − Respondió Strucks titubeante − Más adelante están las rocas del discursito. Llegaremos a su morada en un par de horas.

Bien Strucks, bien.

Tras recorrer un angosto desfiladero. Hank y su compañero llegaron a una explanada sobre la montaña desde la que comenzaba un estrecho camino hacia la cima. A la derecha del camino había unas cuantas rocas amontonadas.

Esas son − Las señaló Strucks para indicarle a Hank.

Hank se subió a las rocas. Mientras trataba torpemente de mantener el equilibrio, alzo su brazo derecho y con el puño en alto gritó:

−¡Ya estamos aquí profesor! ¡Hemos encontrado el camino oculto que nos conducirá a tu guarida secreta! ¡No importa lo malvado que seas, no podrás con nosotros!

−¡Vale Hank! − Interrumpió Strucks − Ya vale.

Quiero que se entere − Explicó Hank con porte enojado.

Es inútil Hank, está muy lejos todavía. Al final del camino, en lo más alto.

Bien Strucks − Hank bajó de las rocas y busco en su bolsa de cuero mega moderna − Entonces lo llamaremos al celular −

Sacó el teléfono y marcó su número…

“Ja Ja Ja Ja Este es el terrorífico contestador del profesor Malevolic, deja tu mensaje Hank Ja Ja Ja Ja…”

Bien profesor. Hemos encontrado el camino oculto, reza lo que sepas... − En ese momento sonó como si alguien descolgase el teléfono del otro lado de la línea.

−¿Hank?

−¿Profesor?

Hank muchacho. ¿Cómo va eso hombre? − La voz del profesor resultaba afectiva.

Bien…bien. Aquí con Strucks, que ya casi hemos llegado a su guarida.

−¿Pero vais a tardar mucho más o qué? − Preguntó Malevolic a Hank.

−No, subir el camino oculto y ya llegamos.

−¿Ahora vais a subir el camino? − Preguntó el profesor sorprendido.

Si…si

Mira Hank, de verdad. Ahora ya…es muy tarde. Yo tengo puesto ya el pijama y…

No se equivoque profesor. No podrá engañarme tan fácilmente − Le cortó sin vacilar.

De verdad Hank. Yo estoy aquí con mi familia ¡y yo no se que queréis! Tenéis que comprender que estas no son horas de enfrentarse con nadie. Es más, yo ya me estaba metiendo en la cama y mi gato está ya ronroneando. Escucha, escucha… − Se pudo oír un clic de ratón seguido del ronroneo de un gato − Lo siento mucho de verdad, pero…hoy ya no se puede.

Mira profesor. Yo soy el protagonista − Repuso Hank

Y yo el malo, Hank. Es que esto es así. Yo no tengo ningún reparo en dejaros en el porche lloviendo. Eso lo sabes tu y lo sé yo, tu mismo…yo no te puedo decir nada más − El profesor fingió un bostezo − Tu mismo ¿vale?…

−¿Qué te ha dicho el profesor? − Preguntó Strucks interesado después que Hank hubiera guardado su teléfono.

El profesor ha dicho que su gato está ronroneando. Bien Strucks, tendremos que esperar hasta mañana.

Pero…−Quiso recurrir Strucks.

Bien Strucks, busquemos otro lugar donde dormir, pero uno con techo.

Continuará…

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